
Son las 9 de la noche, y después de todo el día sin parar con cientos de historias, ¿acabas de perder los nervios con tus hijos? ¿Les has gritado o no has sido capaz de mantenerte, precisamente, comunicativo o comprensivo? ¿Estás viendo un vídeo muy famoso que te recuerda que tu hijo sufrirá graves trastornos emocionales en un futuro por haberle dejado llorar en la cuna, sin cogerlo, después de perder la cuenta de las noches que llevas sin dormir?
¿Te has liado con mil obligaciones y, finalmente, hoy tus hijos no bajarán a la calle a jugar y a moverse un rato porque, como bien te recuerdan, es muy bueno para su salud física y mental? ¿Has gritado o has tenido que reñir a tu hijo delante de la gente, después de haber perdido la cuenta de las veces que le has pedido que deje de hacer algo? ¿Prometiste o, sencillamente, les dijiste que harías algo concreto con ellos, pero ha surgido una situación que no depende de ti y que es importante atender? ¿Han perdido la oportunidad de ver un súper espectáculo o subir a una atracción que estará solamente unos días en la ciudad? ¿Has tenido que decirle que no podrán ir a todos los cumpleaños o fiestas programadas? ¿Hoy, precisamente, por un día, has decidido dedicarte un poquito de tiempo y que tus hijos jueguen o gestionen su tiempo solos?
Si eres de los que cada decisión que tomas lo haces teniendo en cuenta a tus hijos desde el primer momento que nacieron o, incluso, antes; haces lo posible por pasar el mayor tiempo posible con ellos, responsabilizándote de tu papel como padre o madre y te has identificado con algunas de las preguntas anteriores e incluso te has sentido mal en muchas ocasiones por pensar que no has estado a la altura, déjame que te anime a utilizar el revolucionario y gran método NPN, el cual consiste, básicamente, en repetirte a ti mismo cuando te encuentres en esas situaciones: «¡No Pasa Na’!».
Sí, como lo oyes: «no-pasa-nada». Entiendo perfectamente que, tal vez, te hayas sentido algo decepcionado al comprobar la simpleza o sencillez que se esconde detrás de algo que se hace llamar «método revolucionario», pero es que mi objetivo con este artículo no es otro que tratar de ironizar con el hecho de que, por un lado; hoy día, absorbidos por el mundo de las redes y la sobreinformación, parecemos darle valor a aquello que, en cierto modo, se ha hecho toda la vida, pero que al ponerle un nombre relativamente atractivo y encajarlo dentro de un determinado método que define una serie de pasos a seguir, parece ser algo extraordinario y valioso y, en muchas ocasiones, somos capaces de pagar auténticas barbaridades por conocerlo o acceder a él.
Por otra parte, esta cantidad de información y consejos que nos invaden constantemente, hacen, quizá sin querer, que idealicemos el modo de educar, de criar, de gestionar una familia o cualquier otro proceso de nuestras vidas, sin tener en cuenta o sin considerar todas las circunstancias y peculiaridades que hay detrás de cada familia y hogar; olvidándonos, de este modo, de lo realmente complejo que es educar y criar a nuestros hijos y conseguir compatibilizarlo con nuestras vidas profesionales y personales.
De este modo, no cabe duda que la abrumadora alternativa de métodos, actividades, aprendizajes y experiencias innovadoras e interesantes que podríamos hacer para nuestros hijos, que consumimos cada día desde nuestro móvil, sentados en nuestro sofá, después de un día agotador, nos puede ayudar a realizar mejor nuestro papel como padres o madres, pero también nos va cargando, casi inconscientemente, con pequeñas dosis de estrés por el deseo de ofrecerles todo lo mejor, que acaba pasándonos factura y haciéndonos sentir, sencillamente, que no somos suficiente o que no llegamos; pero, realmente, ¿a dónde no llegamos? ¿A ese mundo idealizado que creamos en nuestro cerebro con toda esa sobreinformación que recibimos cada día, al cual nos vemos arrastrados por la sociedad y nuestro entorno? ¿No crees que deberíamos parar? Quizá, ¿hemos llegado a un punto en el que lo verdaderamente valioso es entender y empezar a aplicar aquello de que «menos es más»?
Sinceramente, no pretendo convencerte de nada; tan solo, como en otras ocasiones, invitarte a reflexionar e, independientemente de lo que pienses, cuando lleguen estas situaciones que te hacen sentirte que no has estado a la altura, seas capaz de decirte algo tan simple como: «No pasa na’» porque eso que te ha pasado es lo normal y forma parte del proceso, pero no nos lo enseñan en todos esos vídeos que vemos cada día.
Así que, para, respira profundamente, normaliza, relájate y sonríe porque… ¡No pasa na’! Eso que vives es parte de lo que realmente implica educar, criar y, sobre todo, estar.
Gracias por leer y compartir. Si te apetece dar tu opinión, ¡adelante!

Buenos días, realmente todo lo que manifiesta es cierto, en algún momento de mi vida me hice tantas preguntas y ahora entiendo todo como me lo planteas no pasa nada, estoy abierta a conocer todo ese método y ayudar a todos los que necesiten porque “no pasa nada”. Espero tu respuesta. muchas gracias por es palabras de aliento y mucho sentido.