LO NECESARIO DE CONFIAR A PESAR DE TODO.

squirrel, feed, nut-2781394.jpg

El momento que llevo tanto tiempo esperando y para lo que me he preparado con mucho esfuerzo ha llegado en forma de llamada telefónica: he conseguido un puesto de trabajo que me encanta y en el que puedo desarrollar mi verdadera vocación. ¡Qué gran noticia! Acabo de conocer a una persona que me gusta mucho y con la que me siento extraordinariamente bien.

Inmediatamente, de forma automática y a pesar de que la situación, a priori, resulte positiva, nuestro cerebro se coloca en posición de defensa y supervivencia, acompañándose de una peculiar vocecita que no para de hacer preguntas al modo: «¿qué compañeros formarán parte de mi equipo dentro de mi nuevo puesto de trabajo? ¿Cómo serán? ¿Qué tipo de personalidades tendrán? ¿Conectaré con ellos? ¿Les gustaré? ¿Seré capaz de hacer bien mi trabajo? ¿Cómo será esta nueva persona que llega a mi vida? ¿Cambiará o seguirá así? ¿Será de fiar? ¿Me traicionará? ¿Es normal que todo parezca perfecto?».

Como es natural, si nuestro cerebro tiene preguntas es porque quiere respuestas, por lo que seguidamente entrará en acción a modo de pensamientos recurrentes que se repiten en bucle intentando asociarse en busca de resolver esos problemas: «y si llamo a la oficina para que me adelanten información sobre mi nuevo puesto de trabajo; quizás el amigo de mi pareja pueda darme detalles sobre el ambiente de trabajo y el tipo de compañeros que tendré; creo recordar que mi amigo íntimo tenía cierta relación o hacía deporte hace un tiempo con el chico que acabo de conocer, quizás me pueda decir cómo es».

¿Cuánta energía empleamos en todo este proceso? ¿Qué nos va a aportar realmente? ¿Te has dado cuenta el estrés y malestar que nos supone encontrar todas esas respuestas? ¿Has observado que te estás olvidando de saborear y disfrutar de esa gran noticia? ¿Crees que por mucha información y detalles que obtengamos, vamos a predecir y controlar todo lo que nos pueda suceder? ¿Por qué no intentar cambiar ese proceso? ¿Y si justo en ese fatídico instante en el que nuestro cerebro más primitivo trata de defendernos, intentando tener el control sobre algo que es incontrolable, nos detuviéramos, respiráramos profundamente y, sencillamente, sintiéramos y pensáramos: «tranquilo, todo está bien, confía…».

Sí, confiar; porque es una de esas palabras aparentemente simples de entender, pero muy difíciles de aplicar, pero cuando consigues hacerlo toda tu vida cambia por completo, ya que confiar supone, a pesar de lo que suceda, en creer en «ti mismo» y, especialmente, en la «vida». Porque lejos de lo que en muchas ocasiones pensamos, la confianza no es un regalo que depositamos en determinadas personas que nos importan y, como consecuencia y de forma natural, tengamos que vernos correspondidos; sino que en la medida en que seamos capaces de confiar en nosotros y en el complejo proceso de altibajos que supone la vida, se convertirá en un regalo para sí mismos que nos hará menos vulnerables y dependientes de que esas otras personas decidan o no correspondernos.

«Ya, pero es que yo he tenido experiencias negativas sobre este tema, ¿cómo quieres que confíe?» Como es lógico, a peores experiencias más necesidad de protegernos y de tener el control tendrá nuestro querido cerebro. Es más, probablemente en estas situaciones venga acompañado de mayor estrés y ansiedad que nos haga plantearnos, incluso, renunciar a aquello que, en principio, nos ilusionaba. Cuántas veces no habrás escuchado: «para qué no me habré estado quieto. Con lo tranquilico que estaba yo antes…».

Además, a pesar de que no hayas tenido experiencias negativas al respecto, no me cabe duda de que es muy posible que, a pesar de confiar, las cosas no sucedan como esperabas o incluso surjan experiencias desagradables, pero hasta ese momento, en caso de que llegue, te habrás ahorrado mucha energía y, lo más importante; habrás tenido paz al tiempo que saboreas y disfrutas de ese éxito conseguido, de algo bueno que llega a tu vida o, sencillamente, de una experiencia agradable y placentera; o incluso, habrás sido capaz de percibir detalles y cosas bonitas que te estén sucediendo, ya que tu atención no habrá sido secuestrada por ese afán y empeño de querer controlar algo que se vuelve más incontrolable cuanto más tratas de controlarlo: ¡la vida!

Así que, sea como sea la etapa que estés viviendo, incluso si te está tocando pasar por un momento complicado y, como es normal, tengas razones para no confiar en absolutamente nada, CON-FÍ-A  en ti y en la vida; o al menos, intenta encontrar el modo de hacerlo porque, aunque suene extraño, ilógico o, sencillamente, de locos, esta decisión es parte del camino para salir justamente de ahí y conseguir sentirte un poquito mejor. Sé que no es sencillo, que no se consigue de un día para otro y que supone un trabajo diario cuyos beneficios se obtienen a largo plazo pero, ¡inténtalo! Confía y sé un loco; por un tiempo, al menos. Veamos qué pasa. Y si paran esos pensamientos por un ratito, y si desaparece esa ansiedad y si empiezas a disfrutar de lo bonito que te ofrece la vida, y si merece la pena estar loco…

Firmado: un loco más, aprendiendo a confiar 😉

Gracias por leer y compartir. Si te apetece dar tu opinión, ¡adelante!

¿Te gustaría leer más artículos?

¿Te interesa la animación a la lectura? ¿Prevención acoso escolar? ¿Inteligencia emocional? ¿Autoestima? ¿Actitud ? ¿Inclusión?

Comparte en tus redes sociales...

2 comentarios en “LO NECESARIO DE CONFIAR A PESAR DE TODO.”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Si continuas utilizando este sitio aceptas el uso de cookies. más información

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para «permitir cookies» y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar» estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar